martes, 17 de febrero de 2009

ENTRE LOS ERRORES Y LAS AMBICIONES, IDEAS

Por Juan Carlos Dennin

Ante el nuevo conflicto que originará la llamada Mesa de Enlace campera en atención a sus demandas y el manejo hecho desde los medios tanto en la “cobertura” del anterior enfrentamiento que tuvo este sector con el gobierno y también el que vienen desarrollando sobre la sequía, me llamó atención que no difundieran documentos u opiniones veraces y profundas sobre como encarar la situación. Recabando información encontré este documento, desarrollado por el Grupo de Reflexión Rural, que me pareció más que interesante para acercar a nuestros lectores, y quise hacerlo de manera textual:

1. La sequía solo puede comprenderse en los marcos de la crisis ambiental que vive el Planeta, crisis que es la consecuencia de cambios climáticos que son a su vez resultado de actividades humanas y particularmente de un tipo de sociedad urbana industrial capitalista, basada en la extracción masiva de bienes de la Naturaleza y en la contaminación generalizada. Intentar enfrentar la sequía desde abordajes puramente económicos, productivistas, financieros, o acaso pensando tan sólo en darle respuesta con impuestos y subsidios, parece algo insensato, en especial en medio de acelerados cambios ambientales. No obstante, parecería ser ese el modo en que tiende a responder la llamada clase dirigente, incapaz de trascender lo inmediato, carente de un proyecto de país y reacia a incorporar una mirada sobre el entorno.

2. Asombra tales incomprensiones, cuando la sequía es una situación que con naturalidad, nos conduce a intentar comprender los ecosistemas y los modos que nuestros modelos productivos impactan sobre ellos. Lo adecuado debería ser, conjuntamente, por un lado, comenzar el cambio del modelo productivo de monocultivos, y por otro, generar ya, estrategias de adaptación ante los cambios climáticos como Política de Estado, donde estén integradas todas las políticas y programas que tengan relación con la alimentación y la agricultura.

3. La sequía debería obligarnos a responder a la crisis climática con políticas agrícolas complejas, políticas que aborden el problema desde diversos ángulos y que tengan capacidad de reorientar las prácticas que son, en definitiva, la causa del problema. Estos enfoques nos llevarán a valorizar muchas de las antiguas prácticas y conocimientos locales de producción, recuperar los diversos métodos de preservación de agua, a la vez que apostar por agriculturas de proceso, sin mayor uso de insumos y respetuosas de los ecosistemas forestales.

4. Pensamos que esta sería una buena ocasión para que las mal llamadas retenciones, que en realidad son derechos de exportación, según la Constitución Nacional, sean pagados por el exportador, a quien en verdad, están destinados. La existencia de diferentes gravámenes para grano, aceite, harina o biodisel constituye por otra parte, una oportunidad para que el cerealero ligado a los exportadores, se abuse sistemáticamente tanto del Estado como del productor. El cerealero exportador operando como agente de retenciones del Estado cobra siempre las mayores retenciones, quedándose con las diferencias. Aunque estas prácticas constituyen una estafa, son aceptadas, tanto por los funcionarios que aceptan recibir las retenciones por biodisel o harinas, cuando fueron descontadas como grano, como por los productores debido a que son prisioneros del sistema cerealero corporativo tanto económico como políticamente.

5. Hace años que tanto el INTA como ciertas Universidades ensayan cultivos de soja en zonas de riego. Ante la necesidad de tener que importar trigo que se nos impone debido a la sequía y por necesidades del mercado interno ¿por qué no implementar, nos preguntamos, siembra de trigo, libre de gravámenes, con semilla gratis y venta asegurada a precio sostén, es esas zonas de riego de las que se dispone?

6. A modo de ejemplo: los Partidos de Villarino y Patagones afectados por la sequía de manera aguda, comparten una zona de riego de aproximadamente 75.000 hectáreas en cada uno de ellos. Proponemos sembrar moha y cebada, libre de gravámenes, con semilla subvencionada, para recibir en “hotelería” hacienda de la zona de secano o hacer forraje para rodeos lejanos. Todo lo contrario, nos consta que en la zona del valle inferior del Río Negro como en el valle inferior del Río Colorado, se está produciendo alfalfa en zonas bajo riego, para fardos que se exportan a España en contenedores, desde el puerto de San Antonio. Mientras nuestra hacienda muere nosotros continuamos exportando forrajes y el agua que esos forrajes verdes incluye.

7. Debería aprovecharse la ocasión para estimular a todo productor que aún esté viviendo en su campo o que acepte regresar a la tierra, esto en caso de tenerla arrendada a un pool, para que no siembre soja sino alimentos para el mercado interno con un precio asegurado de venta en los mercados locales.

8. Asimismo, se podría desgravar la recuperación de molinos de viento o aguadas, e implementar sistemas de alambre eléctrico con células fotovoltaicas, de modo de alentar el pastoreo y las tecnologías armoniosas con los agroecosistemas. Se dejará de fomentar, tal como se hace, las perforaciones para pivotes y/o sistemas de riego con motores a combustible fósil y/o electricidad de red. En el caso de energías alternativas las perforaciones deberán estar avaladas por el organismo Provincial o Municipal correspondiente, con estudios de las napas y del acuífero involucrado.

9. El manejo y la supervisión de todos estos planes y nuevas líneas de innovación productiva ante la emergencia, serían responsabilidad de los Municipios. Asimismo, y dada la situación de crisis ambiental, se suspenderían a nivel municipal, todas las normas que rigen la producción, manejo y comercialización local de productos manejados tradicionalmente por los agronegocios. Nos referimos especialmente a volver a la venta de leche fresca en los ámbitos locales o zonales. El Municipio se hará responsable del cumplimiento de las normas de higiene correspondientes.

10. La crisis ambiental sería una gran oportunidad de ensayar desarrollos locales que garanticen el tránsito hacia una sociedad con mayor seguridad y Soberanía Alimentaria. El que propiciemos soluciones creativas y el que se respalden estrategias innovadoras, estimula la participación popular y le proporciona a la democracia nuevos contenidos. El desafío es entonces transformar los riesgos con medidas que proponemos que son totalmente viables, y que seguramente se las verá como razonables. Por lo demás, se basan en experiencias que el campo argentino ha conocido y experimentado largamente. El gran problema a resolver, es que para implementar estas propuestas, se hace necesario comenzar a reconocer que existe una natural dependencia entre la comunidad y los agroecosistemas. Se trata de comprender, en definitiva, La sequía solo puede comprenderse en los marcos de la crisis ambiental que vive el Planeta, crisis que es la consecuencia de cambios climáticos que son a su vez resultado de actividades humanas y particularmente de un tipo de sociedad urbana industrial capitalista, basada en la extracción masiva de bienes de la Naturaleza y en la contaminación generalizada. Intentar enfrentar la sequía desde abordajes puramente económicos, productivistas, financieros, o acaso pensando tan sólo en darle respuesta con impuestos y subsidios, parece algo insensato, en especial en medio de acelerados cambios ambientales. No obstante, parecería ser ese el modo en que tiende a responder la llamada clase dirigente, incapaz de trascender lo inmediato, carente de un proyecto de país y reacia a incorporar una mirada sobre el entorno. que, en relación a la sequía como a cualquier otra crisis ambiental, se nos hace preciso revisar nuestros modelos productivos, que son insustentables, y aceptar abandonar el modelo agro exportador de monocultivos y la actual dependencia de los agronegocios y de las cadenas agroalimentarias.
Hasta aquí lo propuesto por el Grupo de Reflexión Rural, que da como para pensarlo, por lo menos, ¿no?

Otro de los temas, dentro del amplio panorama que presenta la situación rural, es el reclamo de retenciones cero que propicia la “Mesa” y me animé a buscar números. Según la Secretaría de Agricultura, en 2008, se cosecharon 46 millones de toneladas de soja, de las cuales 10 millones aún no fueron comercializadas. A comienzos del conflicto con el “campo”, en marzo del año anterior era de 590 dólares por tonelada y en Diciembre, gracias a la crisis mundial que hizo caer los precios llegó a estar a 335. Hoy recuperó valor y se ubica en los 396 dólares por tonelada. El dólar a $ 3,50 (teniendo la soja una retención del 35%) fijaría unos $487, de retención por tonelada ( recordemos que esto corresponde a la cosecha de 2008, y no a la actual afectada por la sequía). Si multiplicamos esas 10 millones de toneladas por $ 487, arrojaría una cifra de $4.870 millones que ingresarían a las arcas del Estado. Convengamos en que los pequeños productores ya han vendido su cosecha, por lo que no son ellos quienes tienen esa cantidad de soja a buen resguardo.

Me pregunto, si se suprimen las retenciones y ese dinero no ingresa a las arcas del Estado. ¿Quién lo percibe? ¿Sería entre un reducido número de personas? , y de ser así, ¿se distribuiría en las comunidades del interior, o entre los pequeños productores o ayudaría a las economías regionales en general, como “vociferaban” los mentores del “partido del campo” el año anterior, en nombre de un supuesto federalismo? Y ¿cómo se haría?...

Debemos intentar informarnos, interiorizarnos de lo que sucede. Seamos consecuentes con lo que pensamos, y esclavos de lo que decimos. En Morón, nos manifestamos el año anterior por rechazar causas que generen desabastecimiento y hambre...

Martín, en la vereda del sol

Por Daniel Fabián Chaves

Por lo general, es fácil detectar cada verano la gestación de una “guerra” entre las vedettes que ocupan primeras planas de revistas frívolas y cartel en las piezas teatrales humorísticas de ocasión.

La competencia por garantizarse una mayor exposición mediática respecto de sus “enemigas”, algunas veces roza el surrealismo.

En el escenario político criollo suele acontecer algo bastante similar. Pero más grave en lo que respecta al inconsciente colectivo de una sociedad, aún con escasa expectativa de cara al año electoral que estamos transitando.

Los grandes medios masivos de comunicación hacen su tarea: levantan imágenes, las llevan al subsuelo, indagan, critican, tergiversan, guían al espectador medio hacia una postura deseada por la línea editorial, o bien ocultan candidatos. Los socialistas auténticos conocemos el paño perfectamente.

No es el caso del intendente de Morón, Martín Sabbatella. Verdadera “vedette” de las secciones políticas de algunos diarios nacionales, al mediático funcionario se lo puede hallar, tanto en informaciones referidas a los 200 millones de pesos que el gobierno Nacional tiene previsto “hacerle llegar” casualmente en este contexto pre-electoral, como en supuestas conversaciones más o menos avanzadas con importantes referentes del movimiento Proyecto Sur.

Que primero sí, que segundo no, que apoya a Cristina Fernández pero piensa ubicarse en una lista opositora, las plumas vuelan por las páginas de los diarios de mayor tirada, y aunque las consultoras quizá no lo vean de este modo (por obvios intereses económicos que las guían hacia la obsecuencia para con su cliente), el único saldo que este personaje obtiene es una cierta ridiculización de su imagen, harto ambigua, indecisa, tibia. Traigo a la memoria del lector, lo que sostiene el diario Crítica allá por el 21 de diciembre pasado, tras haber declarado el citado Sabbatella que enfrentaría al kirchnerismo en las elecciones venideras: “Las declaraciones de Sabbatella sorprenden, ya que habitualmente el intendente apoya abiertamente al Gobierno nacional. Sin embargo, aunque remarcó que seguirá brindando ayuda a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, su decisión es hacerle frente al oficialismo”.

Si de ética hablamos, y me permito opinar en tal sentido, como buen socialista guiado por una disciplina moral en mi perspectiva sobre la existencia misma, puedo agregar al respecto que el sabbatellismo está ofreciendo una verdadera lección de “cintura política”; lo cual no lo estoy analizando desde un perfil positivo… más bien esa cintura política es síntoma de una preocupante falta de escrúpulos, a la hora de negociar a dos puntas y con sectores actualmente cuasi antagónicos.

Las definiciones las dejarán para otro momento, indudablemente.

Quienes tenemos algo de memoria en este país frágil de recuerdos, tendremos presente que, allá a mediados de los ´90, el genial Tato Bores estrenó su ciclo “Tato, en la vereda del sol”. Evoco parte de ese título en el que he diseñado para esta opinión. Es que a nuestro señor Intendente le sienta muy bien la vereda del sol. Nunca en un lugar definido, siempre cruzándose hacia el sector más confortable de acuerdo a sus propios parámetros.

Carlos Menem solía repetir aquello de que “la política es el arte de lo posible”. ¿Será que algunos han aprendido ese estilo de construcción política, y buscan jugar sus cartas con quien sea, cuando sea, donde tenga que ser?

De ideas a favor del bienestar general, por supuesto, mejor ni hablar.

Reclamo en Siderar de Morón

El miércoles 18 de febrero, a las 13 hs. se realizará un acto de carácter obrero y socialista en la puerta de la planta Siderar de Morón.

En el mismo participarán militantes políticos aunados a la lucha de los trabajadores de la planta.

Se denunciarán los manejos irregulares del grupo Techint, en perjuicio de la clase obrera integrante de la citada industria.

Respaldo de Proyecto Sur para los caciques Wichis

El miércoles 18 de febrero, se realizarán distintas actividades en las que Pino Solanas y otros referentes de Proyecto Sur acompañarán a los caciques Wichis, quienes se encuentran en la ciudad de Buenos Aires y se presentarán a las 10.00 hs ante la Corte Suprema para realizar sus reclamos. (Ver texto debajo)

A las 16.00 los Wichis realizarán una Conferencia de Prensa en Sarandí 56

A las 19.00 hs. Encuentro Abierto con los Wichis en Sarandí 56


Quieren las tierras, para poner fin a los desmontes

Apenas una semana después del fatal alud en Tartagal, ocho caciques de comunidades wichi llegan a Buenos Aires para reclamar títulos de propiedad comunal de las tierras que históricamente habitan en aquellas zonas, como condición para poner fin a los desmontes.

Son caciques de comunidades de la Ruta 86, a una distancia de entre 5 y 70 kilómetros de la ciudad de Tartagal, en el Departamento San Martín. Vienen a participar, junto a otros 150 dirigentes de otros cuatro departamentos salteños (San Martín, Orán, Banda Sur y Santa Victoria), de una audiencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación por el caso de desmonte en la zona denunciado por las ONG Asociana, Fundapaz y la Diócesis de Orán.

Celestino Ruiz y Antonio Cavana (de la comunidad Tonono), Lorenzo Zacarías (Ballivián), Rubén Elías (Cambay 2), Oscar Lorenzo (Lote B), Samuel Torre (Folit) y Martín Rosendo (Aguaray), sostienen que la situación de desamparo que sufren en estos momentos no la vivían hace tan sólo cinco años atrás. En efecto, como sostienen, los desmontes en la zona han comenzado a tener un carácter masivo y destructivo desde que en los últimos tiempos se produjo el avance de la frontera agrícola, del monocultivo de la soja, sobre estos bosques nativos. Salta es una de las provincias con mayores niveles de deforestación del país. Sólo entre 1998 y 2002, la superficie deforestada en la provincia fue de 194.389 hectáreas, mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie deforestada, hasta llegar a las 414.934 hectáreas. Sólo en la zona de la comunidad de Tonono se han desmontado más de 25.000 has. Deforestación que en la mayoría de los casos realizan empresas ligadas a importantes funcionarios y políticos del país; y que en definitiva, como sostienen especialistas en medio ambiente, son una de las causas de las sucesivas crecidas del río Tartagal e inundaciones que han castigado a la población de esta zona en los últimos tiempo, pues cuando llueve, el terreno no tiene absorción porque faltan las raíces de los árboles extraídos, entonces el agua drena y recorre libremente. O sea, si el agua no es consumida por la vegetación, se inunda, sostiene Eduardo Piacentini, del Departamento Cambio Global del Servicio Meteorológico Nacional (Crítica, 15/02).

Por ello, estos ocho caciques reclaman títulos de propiedad de aproximadamente unos 45.000 km para propiedad comunal, como forma de impedir que las tierras que habitan y trabajan hace siglos sigan siendo vendidas a empresas que depredan el medio ambiente. No vienen a reclamar el fin de los desmontes, sino su causa más profunda, la histórica irregularidad en la titularización de la propiedad de sus tierras.

Estas comunidades wichi, no sólo sufren la desposesión y el desmonte, sino que ni siquiera tienen luz, agua corriente o gas de red, en una zona de grandes reservas gasíferas que son explotadas por las multinacionales del petróleo. También sufren las fumigaciones que se realizan con avionetas sobre la zona de cultivo sojero, con las consecuentes enfermedades respiratorias provocadas. Asimismo, denuncian la represión policial y persecución judicial. En los últimos tiempos, han muerto tres personas a causa de los disparos con perdigones de goma. Sólo Antonio Cavana ya acumula 70 causas judiciales por cortes de ruta.