Emocionante. Con esta adjetivación tan definida y alejada de los parámetros academicistas sobre aquella mentira de la objetividad periodística, he decidido transitar los primeros pasos de esta reseña a propósito del acto de apoyo al pueblo palestino que se realizó el pasado miércoles 21 de Enero en Sarandí 56, sede central del Partido Socialista Auténtico y actualmente casa que articula también con el movimiento Proyecto Sur.
Un corazón vibrando hermanado con el otro, y un solo reclamo colectivo: Justicia y reparación histórica para un pueblo desarticulado de sus raíces ancestrales, humillado y apaleado día a día, año tras año, década tras década por las garras del imperialismo transnacional.
Se contó con la presencia del embajador de Palestina en Buenos Aires, Farid Suwwan, el presidente del Centro Islámico Samir Salech, sumados a la retórica de Fernando “Pino” Solanas, y al titular del PSA en el orden nacional, Mario Mazzitelli.
Samir Salech calificó de “genocidio” y advirtió que no se trata de una “guerra religiosa” la que ha librado el Estado de Israel sobre el pueblo palestino. Sostuvo que la fe judía ha venido siendo “manipulada por el sionismo internacional”, y que su política es semejante “al colonialismo que todos conocemos en Latinoamérica”.
También sostuvo que Palestina es una reivindicación territorial de raíces ancestrales, profundas que hacen a la identidad total de los que allí habitan, y enfatizó la cobardía de los principales dirigentes mundiales “salvo honrosas excepciones”, entre los cuales citó a Evo Morales, Hugo Chávez y Lula Da Silva.
Añadió que se percibe una decisión premeditada de los grandes medios de comunicación en calificar de “perversos” a los pueblos musulmanes en general, cuando lo que en la hora actual se pone en juego es la voluntad imperialista por ocupar y destruir esas naciones a costa de apoderarse de sus recursos naturales estratégicos.
Finalizó advirtiendo que “pareciera que los muertos palestinos no cuentan”, en tanto señaló que se trata de una lucha entre “un pueblo dominante y un pueblo dominado que se resiste a seguir siéndolo”.
Posteriormente, Farid Suwwan remarcó que desde la existencia del Estado de Israel, el mundo “desconoce y cierra los ojos frente al pueblo palestino” y sus padecimientos cíclicos. En la misma dirección, denunció que “el futuro del Estado de Israel no incluye el futuro de los palestinos”, ya que el uno supone “un proyecto para eliminar” a los segundos. “El mundo sólo ve el rostro negativo de Hamas, pero se niega a ver el rostro de Israel y su esquema de exterminio”, graficó.
Acompañó al vibrante discurso del máximo exponente de la Autoridad Palestina en Argentina, la proyección de decenas de imágenes que dejaron de manifiesto a las atrocidades planificadas y ejecutadas sesudamente por el ejército del Estado israelí.
Rugió Suwwan, como un guerrero herido y rodeado por los leones de los emperadores romanos, o simplemente cual republicano español atrincherado a la espera del arribo de la Legión Cóndor. Inclaudicable, subrayó que el Estado de Israel “no tiene rostro ni moral” para hablar del Holocausto orquestado por el nazismo, puesto que ellos han venido realizando “similares prácticas desde 1948 hasta el presente”.
“La mitad no son judíos de religión: Falsificaron su fe e identidad” para mostrar un rostro políticamente más correcto ante el mundo. En este sentido, no olvidó preguntarse “¿Cómo se permite el mundo seguir avalando las políticas de un estado racista?”, fue su sentencia final.
En tanto, Pino Solanas realizó un discurso de cierre que incluyó la calificación de “crímenes de lesa humanidad” a los hechos perpetrados por el gobierno israelí. También diferenció, al igual que lo remarcaron antes las dos personalidades ligadas a Palestina, la fe religiosa judía del “Estado sionista de Israel”. “Cómo articular una defensa internacional en un momento de tanta soledad, en la cual hasta las resoluciones de la ONU fueron burladas”, nos invitó a pensar el cineasta.
“Nos hemos acostumbrado a la tortura, a convivir con genocidas de la talla de Ehud Olmert o al otro criminal de guerra llamado George Bush”, luego añadió para reforzar su posición al respecto “estamos en presencia de un Estado guerrero, de una peligrosidad absoluta”.
Concluyó Solanas afirmando que se debe indemnizar a la Autoridad Palestina y otorgarle, sin más, su soberanía definitiva como Estado libre.
Exigió, a modo de cierre, que se lleve a los tribunales internacionales “Al señor Olmert y sus secuaces”.
Reclamó, ya en un contexto de apoyo resuelto y militante del amplio centenar de concurrentes a favor de la causa del pueblo oprimido, que el Mercosur “rompa” el acuerdo comercial bilateral que desde el año pasado rige con Israel “por tratarse de un Estado totalitario y que viola cualquier convención internacional en defensa de las minorías y los derechos humanos”.
El socialismo, por tradición y por presente, no es ajeno a estas causas y toma un partido decidido, sin timidez, desde la raíz del conflicto sea éste cual fuere, y hasta sus últimas consecuencias: El apoyo ferviente a toda causa que vincule a los pueblos más postergados, a los pueblos que son oprimidos por otras culturas con mayor maquinaria de guerra y recursos financieros.
Está más que claro dónde estamos parados, y desde qué ángulo el lector puede esperar que Rojo Suburbano atienda a esta cuestión de Medio Oriente.